Intento resolver el misterio de tu adiós, no tienes cuartada, no tienes palabra, no tienes corazón. Un velo de tristeza empaña mi visión, he sobre pasado el umbral del dolor. Tu ausencia es el invierno más largo que he vivido, el lamento y los recuerdos, no se han ido.
Levemente, cada vez que el viento sopla, te respiro... bajo el manto de la noche diariamente, te alucino.
Tu silencio fue la más triste conversación que haya tenido, no sé cuánto tiempo desde entonces ha transcurrido...