Pasaron seis meses y me dijiste adiós, un placer
coincidir en esta vida. Allí me quedé,
en una mano el corazón, y en la otra excusas que
ni tú entendías. Y aún me parece
mentira que se escape mi vida imaginando que
vuelves a pasarte por aquí, donde los viernes cada tarde, como
siempre la esperanza dice "quieta, hoy quizás sí..."